Hoy seguiré analizando las poderosas
imágenes de la segunda mitad del “villancico” que traduje hace unos días y
empecé a analizar aquí.
Me había parado sobre todo porque no
conseguía adivinar quiénes eran esos “dioses buenos” que el yo poético se
encuentra. Tardé un buen rato en identificarlos y lo pude hacer solamente
cuando substituí la palabra “buenos” por “blandos” o “pacíficos” – a partir de
ese momento los vi con claridad: ¡eran Blajinii
(“los gentiles”, “los blandos”, “los compasivos”)!
Familia compartiendo una comida con los antepasados en las Pascuas de los Gentiles. |
Blajinii,
conocidos también como rocmani o rohmani (el parecido con brahmán no es casualidad) son, según
ciertas leyendas rumanas, espíritus de los antepasados que habitan en la otra
orilla del Río (Agua) del Sábado – el agua que rodea el mundo de los vivos y lo
separa del otro mundo – o en las Islas
Blancas, donde se encuentra el vórtice del mundo. Estos antepasados se
conmemoran el primer domingo después del Domingo de Resurrección, durante las
Pascuas de los Blajini o las Pascuas de los Muertos, en unas fiestas muy
similares en cuanto a ritos a la misma Resurrección. El deber de los vivos es
de mantener el culto a los antepasados, de no dejarlos perecer. Los dichos
espíritus sólo pueden abandonar su sitio una vez al año, en su fiesta, cuando
son “sacados fuera”. El carácter iniciático de las celebraciones de esta época
del año es indudable: es ahora cuando tienen lugar los famosos bailes de los Căluşari, que culminan con la purificación por el
salto a través del fuego. Así, pues, exceptuando la fecha, todos los elementos
relacionados con los “dabruzăi”
indican que se trata de los Gentiles. Pero la fecha no supone un problema – se trata
simplemente de un cambio moderno del principio del año: antiguamente el año
empezaba en primavera, con el despertar de la naturaleza. Una vez desplazado el
comienzo del nuevo año a finales de diciembre, las canciones rituales se han
desplazado con él – sigue habiendo un rito de paso en el que se invocan los
espíritus de los antepasados, se les permite entrar en nuestro mundo para
participar a la renovación del tiempo.
Y
hay que añadir a todo esto el nogal, tradicionalmente considerado el eje del
mundo (axis mundi), el que une el
inframundo, el mundo terrenal y el cielo. En muchas regiones de Rumanía se
llevan todavía a la iglesia ramas de nogal justo para celebrar a los
antepasados en sus Pascuas, cuando salen de su lugar y andan libres entre los
vivos.
Resumiendo, el yo poético se encuentra
con los espíritus de tres antepasados, a los que ayuda a salir de su mundo y a
penetrar en el nuestro a través del árbol sagrado, para participar en un rito
celebrado por una mujer sacerdotisa o chamán.
No hay nada de cristiano en este “villancico”,
sino que es la expresión de una tradición mucho más antigua, celebrando el
comienzo de un nuevo ciclo en la gran espiral del tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario